Entonces navegó por mares de letras, colores y texturas, se untó de tipografías y papeles, exploró técnicas antiguas y herramientas del futuro. Una vez alzó vuelo, se convirtió en constructor de libros.
Los vistió con disfraces reales y soñados en mil historias y relatos. Sus libros visitaron aulas, ferias y bazares, alimentaron fantasías de lectores, adquirieron vida propia. Una vez alzaron vuelo, se convirtieron en constructores de personas.
Iván Correa
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